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Si desecha en menudos pedazos llega a ser mi bandera algún día... ¡nuestros muertos alzando los brazos la sabrán defender todavia!...

lunes, 3 de noviembre de 2014

Ex Coronel Lawrence Wilkerson envía carta a Obama en apoyo a los Cinco.


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Comité Internacional por la Libertad 
de los 5 Cubanos
 

Lawrence Wilkerson, Ex Coronel del Ejército de EE.UU. envía carta a Obama en apoyo a los Cinco



Lawrence Wilkerson, Distinguido Profesor Visitante de Política Pública y de Gobierno en la Universidad de William y Mary en Williamsburg, Virginia. Del 2002 al 2005 ocupó el cargo de Jefe de gabinete de Colin Powell en el Departamento de Estado.  El coronel (r) Wilkerson sirvió durante 31 años al ejército de los EE.UU desde 1966 a 1998.





5 de Noviembre de 2014

Presidente Barack Obama
The White House
1600 Pennsylvania Avenue NW
Washington, DC  20500

Estimado Sr. Presidente,

Es tiempo de corregir una injusticia que está en su poder enmendar. Esta injusticia habla mayormente sobre el sistema de justicia estadounidense, el record de Estados Unidos sobre Derechos Humanos y más importante, la vida de cinco hombres cuya dedicación a la seguridad de su propio país frente a ataques terroristas debe ser admirado y respetado, no castigado.  Sin duda Ud. ha escuchado sobre estos hombres: Gerardo Hernández Nordelo, Ramón Labaniño Salazar, Antonio Guerrero Rodríguez, Fernando González Llort y René González Sehwerert.  El mundo los conoce como "Los Cinco Cubanos".

Dos de estos hombres están hoy fuera de la cárcel, dos más podrían salir en libertad en un futuro lejano y uno de ellos nunca podrá ver el amanecer de un día en libertad.   He  intentado visitarlo - sin éxito - en la prisión de máxima seguridad de Victorville, California, se trata de Gerardo Hernández.  

Aunque no pude visitarlo, un colega confiable que me acompañó, el fallecido Saúl Landau, pudo hacerlo y me  informó que Gerardo permanece más firme y determinado que nunca pero aún sorprendido ante la falta de acción por parte de la supuesta democracia más grande del mundo.

Los Cinco cubanos sufrieron una terrible injusticia cuando fueron arrestados en 1998. Después de sus arrestos permanecieron 17 meses en confinamiento solitario. El juicio se llevó a cabo en Maimi, Florida y en el 2001 fueron sentenciados a largos años de prisión.  Mínimamente a nivel legal, el juicio en Miami debió  haber sido cambiado a otra sede.

Los argumentos de cambio de sede no solo eran persuasivos sino que fueron confirmados ampliamente cuando tres jueces de la Corte de Apelaciones de Atlanta, votaron a favor de un cambio de sede.  Más tarde, sin embargo, esta decisión fue revertida cuando el poder político de la administración de Bush - una administración en la que he servido - obligó al pleno de la corte a reconsiderar la decisión del panel de  tres jueces y votar diferente, ratificando la sentencia de dos de ellos y enviando el caso de los otros tres a la corte para ser re-sentenciados. La corte reconoció que estaban mal aplicadas las guías de sentencia y redujo brevemente sus condenas.

Pero hay más, mucho más.  De hecho, en la actualidad existen indiscutibles pruebas de que los Cinco no eran culpables de los cargos presentados contra ellos en primer lugar. La política que rodeó al juicio estaba en manos de la línea dura de sectores cubano-americanos en la Florida así como en el Congreso de Estados Unidos. Sin sus flagrantes interferencias en el curso de la justicia, el juicio nunca hubiera tenido lugar. 

Por otra parte, el gobierno invirtió miles de dólares de los contribuyentes para pagarle a periodistas en Miami para que escribieran artículos condenatorios, para influenciar al jurado y predisponer a la opinión pública a un veredicto de culpabilidad. 

Este juicio fue un pago político a los cubanos-americanos intransigentes, y cada persona en los Estados Unidos y en todo el mundo que presta atención a este caso lo sabe. De hecho, usted también lo sabe, señor Presidente.

Este juicio es una mancha en la estructura misma de la democracia de los Estados Unidos. Este juicio envía una señal clara a todo el mundo - que nos juzga no como nosotros nos juzgamos, sino por nuestros actos.

Usted, señor Presidente, no puede borrar esta mancha; ha pasado mucho tiempo y muchos años han sido robados de las vidas de estos hombres.  Pero usted puede mitigarla, puede hacerla menos dolorosa.  Y en última instancia, usted puede limpiar la reputación de nuestro sistema de justicia, y en el caso de Gerardo y los otros dos hombres todavía en prisión, puede concederles su libertad.

El Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias de Naciones Unidas, en mayo de 2005, declaró que el encarcelamiento de los Cinco cubanos es una violación del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, poniendo a Estados Unidos junto a algunos de los países más atroces en la tierra.  El grupo de trabajo pidió que Estados Unidos tome medidas para remediar la situación. Usted,  señor Presidente, puede hacerlo.

Señor Presidente, usted dijo que "tenemos que mirar hacia adelante en vez de mirar hacia atrás".  Pero en ciertos casos, eso es incorrecto y usted lo sabe.   ¿Quiere que no miremos a nuestra guerra Civil?  ¿A los estragos de la esclavitud que la condujo?  ¿A la esclavitud económica de un siglo que siguió a la guerra?  ¿Al racismo de nuestro pasado - un racismo que aún nos azota hoy?   No lo creo.  Y usted no debe negar la necesidad de mirar hacia atrás, revisar y revertir la burla de este juicio.

Tome acción, señor Presidente.  Deje en libertad inmediatamente a los tres restantes miembros encarcelados de los Cinco cubanos.  Admita públicamente la flagrante injusticia hecha a todos ellos y elabore las razones.  Pida disculpas al pueblo cubano y a nuestros ciudadanos y, sobre todo, a los Cinco cubanos y sus familias.  Escucha a "los mejores ángeles de nuestra naturaleza" y ponga a los  Estados Unidos de vuelta del lado de la justicia.

                    Respetuosamente,

                    Lawrence B. Wilkerson
        Ejército de los EE.UU
 


El 5 de Noviembre por los Cinco 
 
Recuerde: el Miércoles 5 de Noviembre
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Los Cinco, en otra historia de dos, de muchos…


Nyliam Vázquez García
nyliam@juventudrebelde.cu
 
Alicia y Bill coordinan en Estados Unidos las acciones del Comité Internacional por los Cinco. Llevan una vida dedicada al regreso de estos hombres
 

La tarde antes del regreso a casa, Alicia Jrapko y Bill Hackwell volvieron al apartamento de Josefina en la calle Universidad. Decidieron que se tomarían ese tiempo para ordenar maletas, hacer unas llamadas pendientes. Sobre las 6:00 p.m. tenían previsto reunirse con unos amigos, repartir abrazos y a la mañana siguiente ya estarían tomando un vuelo hacia los Estados Unidos.
Fueron días muy intensos en La Habana, no solo por recibir la Medalla de la Amistad de manos de René y Fernando, sino porque para este matrimonio dedicado a la lucha por la libertad de los Cinco, estar en Cuba significa retroalimentarse, participar en actividades, relacionarse con la gente.
Nunca el tiempo alcanza, así que cuando Alicia confirmó por teléfono que en esas horas de tranquilidad conversaría con los lectores de JR, las dos quedamos satisfechas al saber que por fin lo habíamos conseguido.
Alicia abre la reja. El apartamento de Josefina, esta cubana del mundo, como prefiere identificarse, porque no vive todo el tiempo en La Habana, está rodeado de afiches de los Cinco, de fotos por doquier. Alicia y Josefina se conocieron gracias a Gerardo y en el apartamento se respira solidaridad. Seguimos hasta la cocina y allí nos acomodamos.
Mientras ella nos cuenta de Gerardo, de los avances del movimiento de solidaridad, de las nuevas acciones, Bill pasa de una habitación a otra ordenando las maletas. A veces ella le consulta algo, él se asoma y responde, hasta que, avanzado el diálogo, se incorpora y complementa en una mezcla de inglés con un poquito de español las reflexiones de su esposa.
Un día normal de Alicia y Bill
«Muy temprano… la primera cosa que Alicia hace es mate», asegura Bill y ella se ríe reconociéndose en su voz.
Se conocieron en 1995 en una Caravana de Pastores por la Paz, cuando esta había cruzado la frontera Búfalo-Nueva York.
«No nos habíamos visto nunca a pesar de que vivíamos en la misma zona. Al regresar nos pusimos en contacto, Bill tomó muchas fotos en ese viaje, me invitó a su casa, empezamos a salir, a conocernos más».
Después, situaciones de trabajo hicieron que ambos comenzaran a laborar en el mismo sitio y en el 2001 empezaron a vivir juntos.
«Recuerdo que estábamos desempacando cuando ocurrió lo de las Torres Gemelas. Nos mudamos juntos entonces. No lo voy a olvidar nunca», rememora ella.
«Nosotros trabajamos haciendo evaluaciones de programas de servicios sociales que reciben fondos del Gobierno federal y a medida que estos programas se van cortando por falta de fondos, nuestro trabajo también disminuye. La oficina, que era grande, con personal y administrativos, cerró, así que comenzamos a trabajar desde la casa y todavía lo hacemos así.
«Como estamos en la casa, entonces organizamos el día para trabajar por los Cinco y en nuestras labores. Desde que nos levantamos nos conectamos con el mundo y vamos haciendo las cosas que tenemos que hacer», apunta ella.
Se reparten las tareas cotidianas, alternan las responsabilidades de preparar la comida, hacer las compras, limpiar la casa… Ambos pasan muchas horas frente a la computadora.
A Alicia le brillan esos ojos azules tan expresivos, pareciera que por unos instantes deja de estar en la cocina del apartamento y se transporta al sitio que más la complace junto a Bill.
«Nosotros disfrutamos todos los días de una caminata alrededor de un lago cerca de la casa, son tres millas, un paisaje hermoso, con aves… esas tres millas de caminata son para relajarnos y conversar tranquilos», dice.
Bill casi no habla español, pero lo entiende y cuando escucha siente un aguijonazo. Salta enseguida y apostilla con un castellano de lujo:
«No, no, conversar... es reunión».
Ella suelta una carcajada y él sigue: «Alicia dice: “Hoy... este, este, este...» y apunta con el dedo para dejar claro que Alicia también trabaja durante el paseo.
Ella se defiende:
«Sí, porque cuando estamos en la casa, uno está en medio de algo y el otro en otra cosa y no nos prestamos atención. Bill por ahí me dice algo, le digo: “Sí, sí, sí”, pero no me enteré de lo que me dijo. En el lago, sin teléfonos ni computadora conversamos: hoy vamos a hacer esto, tenemos pendiente lo otro, qué vamos a cocinar esta noche», y vuelven a reír los dos.
Una vida por los cinco
Bill, por ejemplo, cada día temprano recopila la información que puede ser de interés de Gerardo. Antes también lo hacía para Fernando. Rastrea los grandes medios, los blogs, agencias. Usa las alertas de Google para todo lo relacionado con los Cinco y lo que encuentra lo coloca en una carpeta para enviarlo. Una vez a la semana se llega al correo postal y le envía un amplio volumen de información a Gerardo. Los empleados del correo ya lo conocen, dice Bill.
Alicia, escribe, hace contactos, coordina las acciones del Comité Internacional por la Libertad de los Cinco en Estados Unidos. Cuenta que en los últimos años se han incorporado compañeros muy buenos y muy comprometidos.
«Nosotros somos la cara del Comité, pero hay un grupo muy fuerte y comprometido trabajando. Nos reunimos una vez a la semana a través de conferencias telefónicas, porque vivimos en ciudades diferentes, y planeamos lo que vamos a hacer. Tenemos un número de teléfono en común al que todos llamamos a la misma hora», cuenta Alicia.
Cuando planeamos la jornada cada compañero asume diferentes responsabilidades, por ejemplo logística, hospedaje, publicidad, diseño de carteles y pancartas, programa en general, trabajo de cabildeo, transporte, etc. Son muchas cosas».
Uno puede pensar que son muchísimas personas los que organizan las Jornadas solidarias en Washington, incluidas las protestas frente a la Casa Blanca, los talleres y todo cuanto ocurre, pero Alicia nos aclara:
«Dedicadas igual que Bill y yo somos ocho personas».
Primer acercamiento
Alicia les escribió a los Cinco desde 2001, cuando se hizo público el caso.
«En 2001, cuando nosotros supimos del caso, comenzamos a escribirles a todos. Ellos todavía estaban en Miami. Nos llamó la atención que nos contestaran. Yo pensaba “con toda la gente que les debe estar escribiendo, no me van a contestar”. Pero sus respuestas llegaban, recuerda Alicia.
«Cuando termina el juicio, los sentencian y los mandan a diferentes estados, Gerardo va a California, que no hizo ninguna diferencia, porque la correspondencia es rápida, no importa dónde estés».
«Cuando lo mandan a California, le seguí escribiendo. No lo conocía, yo recuerdo que era en un Mundial de fútbol y él me hizo dos bromas: una con la birome —la bolita esa que tienen las lapiceras, que es un invento argentino, la primera marca de lapicera que hubo—. Él me hizo una historia con la birome, ¡tan graciosa! Recuerdo que me reí mucho. Tenemos miles de cartas archivadas de todos ellos», apunta Alicia.
«La otra con el Mundial de fútbol, recuerdo que perdimos y él me dibujó una pelota con otra historia graciosa y ahí empezamos a comunicarnos más seguido. Él me hablaba del mate, que él tomaba porque conoció a unos argentinos cuando estaba en Miami. Nos escribíamos mucho, hubo un acercamiento».
Alicia recuerda que en medio del intercambio epistolar algunos de los Cinco les envían los formularios para las visitas a prisión: «Nosotros los presentamos, pero solo nos aprobaron la visita con Gerardo».
La primera visita a Gerardo
En 12 años, este matrimonio lo ha visitado más de 60 veces. Tratan de hacerlo cada dos o tres meses, porque la dinámica para llegar a la prisión de máxima seguridad de Victorville, como antes a Lompoc, es compleja.
«Para nosotros fue muy emocionante. Fue en octubre de 2002.
«Una de las bromas de Gerardo fue lo de la edad. Imagínate cuando estás en prisión y te comienzas a escribir con un matrimonio, no sabes si son jóvenes o no. Por mi letra pensó que yo era una persona mayor, así que lo primero que me dijo fue: “Me mandaron a la hija”». Alicia brilla al regresar a esos momentos, a esa primera vez junto a quien hoy considera, como a cada uno de los Cinco, un gigante.
«Nosotros no conocíamos a las familias, no conocíamos a Adriana, conocíamos muy poco de todo esto, porque era muy nuevo. Ellos se enteraban de las acciones que hacíamos y comenzaron a llamar por teléfono, porque los teléfonos también tienen que ser aprobados en una lista. Recuerdo que René llamaba al Comité —en ese momento Alicia formaba parte del Comité Nacional en Estados Unidos— y lo escuchábamos.
«Gerardo me llamó una vez y yo estaba en una reunión y puse el teléfono en altavoz y la gente le cantó Cuba qué linda es Cuba, cosas del inicio que para ellos tienen que haber sido muy importantes, porque estábamos en Estados Unidos, ellos sabían que habíamos empezado a luchar para que se conociera el caso. Éramos un grupo pequeño, pero éramos muy ruidosos», apunta.
Un momento muy especial para Alicia y Bill fue cuando conocieron a los familiares.
«En 2002, Bill hizo una exposición de fotografía en el teatro Mella y esa fue la primera vez que todos los familiares vinieron a conocernos. Me quedé muy extrañada. Gerardo sabía de la expo, de que veníamos y recuerdo que a una cierta hora vino una persona que nos dijo que los familiares de los Cinco vendrían a la exposición. Las madres, las esposas… resultó muy emocionante porque realmente no nos imaginábamos que iban a estar allí», asegura esta argentina que se deja la piel por los cubanos.
Una prisión de máxima seguridad
Gerardo lleva 16 años tras las rejas. En Lompoc, adonde lo enviaron una vez terminado el juicio y tras tres años del arresto en 1998, estuvo dos años. En Victorville, como nos recuerda Alicia, Gerardo lleva una década.
«Las visitas duran de 8:00 a.m. a 3:00 p.m., pero en realidad cuando llegas tienes que llenar un formulario, tienes que esperar, luego te llaman, te hacen pasar por una máquina, te lo tienes que quitar todo, zapatos, cinto, todo lo que suene. No puedes llevar absolutamente nada, solo monedas para comprar refrescos o papitas, cosas envueltas. Hay microwave, por si compras una hamburguesa, pero son cosas que no son ni naturales ni sanas. No permiten llevarles comida a los presos. Solo una bolsa transparente con monedas para que se vea, es lo único que se puede entrar», rememora Alicia.
Para cuando termina ese proceso, según Alicia y Bill, ya perdieron como una hora.
«Luego los van llamando. De repente, por una puerta aparece Gerardo. Nos da un abrazo y nos sentamos a conversar, por cuatro o cinco horas, en unos asientos muy incómodos. En Victorville te ponen una mesita entre el preso y los visitantes y sillas de plástico. Siempre estamos uno al lado del otro y Gerardo de frente. Todos los presos se colocan a un mismo lado de las mesas. Así pasamos el tiempo conversando, compramos algunas papitas, algunas cositas para entretener. A las tres en punto se van, nos despedimos, los presos hacen fila para volver a entrar, y las visitas van saliendo poco a poco. Gerardo siempre levanta su puño en alto en señal de despedida, es una imagen que no podemos borrar de nuestra mente por muchos días.
Para llegar a esas horas de comunicación personal, Alicia y Bill viajan seis horas en auto.
«Si quisiéramos y pudiéramos, podríamos ir todos los fines de semana. Las visitas son sábado, domingo y lunes. Hay prisiones que establecen menos o más días para las visitas, pero no podemos. Quedarnos en hotel, comer fuera, una serie de gastos que no podemos hacer todos los fines de semana», apunta Alicia. Gerardo también recibe visitas de los cónsules, los abogados, algunos de sus familiares que reciben visa, algunos amigos de otros países; es importante respetar sus tiempos también.
«Lo que hacemos generalmente: vamos un día antes, nos quedamos en un hotel, vamos a la visita y cuando termina nos montamos en el auto y regresamos. Es muy cansador, pero cada visita vale la pena y nos reconforta. A veces salimos bien tempranito de la casa y tratamos de entrar al menos par de horas ese día y al otro estamos las seis horas». Cuando comenta este detalle, recuerda que se hacen las visitas pensando lo mejor, pero en alguna que otra ocasión a través de los años, después de hacer todo el trayecto, ha resultado que la prisión está en Lockdown. Es una situación que han vivido los familiares de los Cinco, lo cual es aun más difícil porque además de ser sus familiares viajan desde La Habana y por un tiempo limitado, es algo cruel por lo cual han tenido que pasar.
Gerardo
«A través de todas las visitas nos acercamos cada vez más a él y a sus familiares. En un par de ocasiones tuve el privilegio de acompañar a Carmen, su mamá. Hemos ido en varias ocasiones para pasar su cumpleaños».
Alicia y Bill son quizá quienes han estado más cerca de Gerardo en los últimos 12 años. Su dibujo particular de Gerardo resulta especial.
«Gerardo tiene un sentido del humor increíble, es muy cierto. Él tiene el sentido del humor de la persona que es seria y, cuando te hace una broma, no te das cuenta y caes. Nosotros hemos caído muchas veces en la trampa de los chistes de Gerardo, yo sobre todo. Él me dice cualquier cosa y yo: «¿Verdad? Me lo creo, ¿viste?», cuenta Alicia con ese acento argentino inconfundible.
«Me he puesto en contacto con muchos cubanos a través de Gerardo. Muchos solidarios a través de Gerardo. Él le dijo a Josefina, “tienes que escribirle a Alicia”. A Katrien —Katrien Demuynck, del Comité por la Libertad de los Cinco en Bélgica— le aceptaron las visitas; nosotros los acompañamos, luego ellos vinieron a nuestra casa, y nos hicimos amigos de ellos a través de Gerardo y de muchos compañeros de la solidaridad, en EE.UU., que se escriben con él y le piden información sobre el caso y él les pide: “Comuníquense con Alicia”.
«Él me llama: “Mi herma, mi hermana”, yo lo llamo mi hermanazo. Tenemos una relación muy familiar, él conoce la historia de mis hijos, cuál de ellos se casó, cuándo cumplen años… siempre pregunta por la familia, se acuerda de los cumples de mis hijos, realmente él está al tanto de nuestras vidas, o sea, no solo nosotros de la suya».




La III Jornada de Solidaridad cinco días por los Cinco, en Washington fue superior a las anteriores y mostró la madurez del movimiento.
En el mensaje enviado por el Héroe con motivo de la Medalla de la Amistad a Alicia y a Bill había una nota especial para su «secretaria».
«Lo de la secretaria es una broma. Se lo dice a todo el mundo, hasta a personas que no conoce. A mí me dice así y a Bill le dice el segundo secretario. Under quiere decir debajo, así le dice y quiere decir el que está debajo del cargo de secretaria, o sea el segundo del comando. Nos dice que nosotros somos el personal de la oficina, yo soy la secre y Bill es el under.
Bill vuelve a la carga, comenta de Tony, de los proyectos que han hecho juntos y del diálogo más reciente con el artista.
Revive la conversación. Hacía tiempo que no hablaba con Tony: «Bill, ¿cómo estás? Solo tengo un minuto, porque cierran la prisión. Pero tengo trabajo, otro proyecto para ti, te lo envío. Ok, bye».
Tony, en la voz del esposo de Alicia, tiene un objetivo y él lo aclara:
«El punto es que Alicia y yo estamos más cerca de Gerardo porque lo hemos visitado durante 12 años, pero también estamos cerca de los otros compañeros, porque ellos saben que cualquier cosa que necesiten pueden contar con nosotros».
¿Qué otra cosa podemos hacer?
Alicia y su equipo siempre se hacen la pregunta que nos enseñaron los niños de La Colmenita en Abracadabra, que es de algún modo la pregunta que impulsa la solidaridad mundial.
«Creo que la gran mayoría de las personas se ha dado cuenta de que dondequiera que hagas las acciones tienen que repercutir en EE.UU. y hay que apoyar el trabajo en EE.UU.
«Lo hemos comprobado en los últimos tres años, sobre todo este último. O sea, más participación, más aportes a la organización de estos eventos, la participación de parlamentarios, intelectuales, personalidades como Ramonet, Moráis, jamás nos imaginamos que estarían con nosotros, y en ese sentido lo vemos como que hemos madurado», subraya Alicia en referencia a las Jornadas de solidaridad internacional organizadas en Washington.
«Ya empezamos a trabajar para la cuarta y tenemos que pensar bien lo que vamos a hacer. Hay cosas que las vamos a hacer: rally frente a la Casa Blanca, las visitas al Congreso, un concierto con algún grupo conocido, pero las otras acciones las estamos pensando. Dentro de todo, considerando el medio hostil en el que trabajamos, estamos contentos», y otra vez la sonrisa, los ojos azules iluminados.
Se nos ha hecho tarde. Alicia y Bill ya deberían estar en la cita de despedida y aún se concentran  en el apartamento de la calle Universidad. Regresan a casa con muy buena energía. Ellos no son los únicos.



sábado, 1 de noviembre de 2014

Cubanos contra el ébola: Este lunes, prueba de fuego y amor

Escrito por  Vladia Rubio / CubaSí

Foto tomada del perfil en FB de Ronald, uno de los más de 50 colaboradores que se trasladaron este octubre hacia Liberia, en tanto otra brigada de personal médico cubano partía hacia Guinea Conakry. Unos 165 galenos de la Isla ya se encontraban en Sierra Leona. Foto tomada del perfil en FB de Ronald, uno de los más de 50 colaboradores que se trasladaron este octubre hacia Liberia, en tanto otra brigada de personal médico cubano partía hacia Guinea Conakry. Unos 165 galenos de la Isla ya se encontraban en Sierra Leona.
A menos de  72 horas  para verse cara a cara con el ébola, el médico cubano Ronald Hernández Torres dialogó con CubaSí mediante la red social Facebook (FB).
La presidenta de Liberia, Ellen Johnson, acababa de presidir la inauguración de la unidad de tratamiento donde laborarán los médicos cubanos a partir de este lunes, y el galeno no dudó al responder sobre el momento de “chocar con la verdad”: “Es lo que estamos esperando. Tengo y tenemos deseos de trabajar y ser útiles, de acabar con esta epidemia que ya dura demasiado, y preparación tenemos. Así que adelante.


foto 1Imagen enviada por Ronald, trabajador de la Dirección Provincial de Salud en las Tunas, durante nuestra conversación, en la que también hablamos de sus  seres queridos, los más allegados. Porque para hombres como este, queridos son todos los seres humanos del planeta

“Recibimos preparación intensiva durante más de un mes. Del país que vengan a ayudar serán bien recibidos. Tuvimos profesores canadienses, norteamericanos, brasileños, europeos, africanos y los cubanos”.

Le pregunto cómo se van a comunicar con los pacientes, considerando la diferencia de idiomas y, además, la barrera de la máscara protectora, y aclara que “Las máscaras no impiden la comunicación. En cuanto al idioma, será inglés la mayoría de las veces, aunque aquí se hablan muchos dialectos. Por eso siempre tendremos el apoyo de los nacionales.”

Sobre cómo se trasladarán a la unidad de tratamiento precisa que: “No vamos nunca solos a ningún lugar. Para trabajar hay transporte permanente que nos lleva a desayunar, almorzar y cenar. Salimosr en grupos, al supermercado que queda cerca. Hay que extremar las medidas de precaución”.

Natural de Holguín y radicado en Las Tunas, este cubano de 45 años, graduado de Medicina General Integral en la Facultad de Ciencias Médicas Mariana Grajales, en 1992,  cuenta que siempre quiso ser médico.

foto 2Foto  tomada del perfil en FB de Ronald, uno de los más de 50 colaboradores que se trasladaron este octubre hacia Liberia, en tanto otra brigada de personal médico cubano partía hacia Guinea Conakry. Unos 165 galenos de la Isla ya se encontraban en Sierra Leona.

“Mi abuelo materno fue enfermero por más de 50 años, siempre lo voy a recordar vestido de blanco, y la gente lo quería mucho. Era algo maravilloso. Todavía lo recuerdan y falleció hace más de veinte años. Quería ser útil. Ayudar a los demás. Curar enfermos.”

Cuán orgulloso se hubiera sentido el abuelo de Ronald de saber dónde está hoy el nieto. Tan orgulloso como todos los cubanos que seguimos, paso a paso, a través de sus reportes en FB, el alentar de nuestros compatriotas en ese país africano que sufre.

-Oye, ¿pudiste convencer a algún colega tuyo para que me responda un par de preguntas?

-Nada, es que roba mucho tiempo.

Y sí que lo roba, porque ¡escribe desde un celular! Pero una vez más las redes sociales demuestran su potencial, enlazando al mundo con el acontecer de esta brigada médica mediante quien se ha vuelto, sin proponérselo, su vocero.
 
Con el fin de diversificar las voces que desde Monrovia, la capital liberiana, nos llegan, le había pedido el día anterior que me ayudara a contactar con algún compañero suyo. Pero no importa que la gestión fuera infructuosa; sin duda, allí el tiempo es igual a vida y ellos fueron a salvarla.

foto 3Acto de inauguración de la unidad de tratamiento donde trabajarán los cubanos a partir de este lunes

viernes, 31 de octubre de 2014

Médico cubano cuenta por Facebook su batalla contra el Ébola




No lo veo conectado en Facebook pero igual le escribo. Quizás lea mi mensaje durante la noche, en el descanso, o por la mañana temprano, cuando vaya a leer las noticias.

“Ronald, soy periodista. He seguido con mucho interés las noticias que has compartido desde tu perfil en Facebook sobre el estado de los colaboradores cubanos que te acompañan y me pregunto si accederías a concederme una entrevista”, posteo y prometo que será “cortica”, aunque eso de la brevedad nunca se me ha dado muy bien.

De pronto, el botón verde que señala a quien esperas como “conectado” se activa y aparece él, respondiéndome.

-¿Cuán corta?, escribo de un teléfono.

-Cortita, le respondo.

-Comienza, dice.

Se trata de Ronald Hernández Torres. Se graduó de medicina en 1992, es especialista en Medicina General Integral, vive en la provincia de Las Tunas y es uno de los 53 colaboradores de Cuba que partieron este mes hacia Liberia, uno de los países de África Occidental más afectado por la epidemia del Ébola. Otros 38 fueron para Guinea Conakry y ya, desde antes, una avanzada de 165 sanitarios había ido para Sierra Leona.

En exclusiva para los lectores de OnCuba, reproduzco mi conversación por chat con quien se ha convertido en un corresponsal de los medios y de los familiares de los médicos que están en Monrovia, capital de Liberia.

¿Desde dónde accedes a Facebook?

Desde mi teléfono la mayoría de las veces. Tenemos una laptop en el otro edificio pero está lloviendo.

¿Ahora mismo dónde estás?

En la casa. Sentado en la sala escribiendo.

Ronald, ¿cómo viven nuestros médicos en África? ¿Puedes contarnos un poco de eso?
No te puedo responder de toda África, pues es la primera vez que estoy aquí. Realmente en Liberia las condiciones de vida son muy buenas. Cuando nosotros llegamos ya todo estaba listo: las atenciones van por la OMS, que tiene un reglamento estricto en cuanto a seguridad, alimentación, transporte…

Vivimos cuatro en este apartamento. La alimentación es en un hotel y a partir del lunes que viene en la unidad médica o en el hotel, en dependencia de las horas de trabajo.

¿En qué otros países habías cumplido misión?

Dos años en Honduras y cuatro en Venezuela.

Cuéntame cómo es un día tuyo allá. A qué hora te levantas, qué haces durante la jornada…

No empezamos con pacientes hasta el lunes que es cuando comienza el hospital donde trabajaremos. Llevamos nueve días aquí de entrenamiento intensivo. Hay que ir a desayunar al hotel y luego vamos para donde entrenamos. El almuerzo es allá. Regreso a las seis o siete de la tarde. Cena a las ocho. Este jueves es la inauguración de la Unidad de Tratamiento de Ébola (ETU) y estará la presidenta de Liberia.

¿Cómo se sienten tus compañeros después del fallecimiento de su colega por paludismo en Guinea Conakry? Fue una noticia muy dura. En Cuba las personas estaban como en shock cuando lo informaron por el Noticiero de la televisión.

Al principio fue súper duro. Nunca nos preparamos para perder a uno de nosotros. Él fue mi compañero de cuarto en la CUJAE. Sabemos a lo que nos enfrentamos. Esto es África, con todos sus riesgos y enfermedades. Pero siempre vamos hacia adelante.

Tenemos activada la comisión médica para que la atención sea de calidad. Está integrada por los mejores médicos, enfermeros y los responsables de cada casa. Ejemplo en la mía: yo. Respondemos por lo que pase. La brigada tiene buen ánimo y unos deseos enormes de trabajar.

Es muy peligrosa la misión que ustedes tienen… ¿recuerdas el día en que te la propusieron?

Sí. Yo trabajo en la Dirección Provincial de Salud de Las Tunas. Fuimos nosotros los que recibimos la solicitud de personal. Desde el primer día di mi disposición pero el director provincial dijo que no… por eso no salí para Sierra Leona. En el segundo grupo que fue para La Habana estaba yo, corriendo antes de que se arrepintieran.

Pero lo que sucede conviene: tuvimos más tiempo de preparación. Y ya estamos listos. Fue un orgullo para nosotros que nuestros profesores nos felicitaran por los resultados en el curso de entrenamiento.

Eso es lo que se llama valentía. ¿Puedes contarnos ahora un poco de ti? ¿Qué edad tienes? ¿Cuándo te graduaste de medicina? ¿Si tienes hijos? ¿En qué parte de Las Tunas vives?

Tengo dos hijos, uno de 23 y otro de 7 años de edad. Me gradué de médico en 1992 y soy especialista de Medicina General Integral desde 1997. Vivo en Alturas de Buena Vista en Las Tunas.

Tienes más de 2500 amigos en Facebook y la cifra va subiendo… Seguro ya sabes que quizás seas el médico cubano en África más seguido por quienes tienen conexión en la Isla y en tus mensajes se intuye que sientes como un deber el informar… ¿Estoy en lo cierto? ¿Hay otros de tus compañeros que sean tan activos en las redes? ¿Consideras importante lo que haces reportando desde las redes sociales?

Por desgracia el más activo soy yo. Al resto no le gusta mucho. La presión es inmensa. Me escriben familiares o amigos que quieren saber de un familiar. Se los saco en las fotos para que los vean. En fin, te dejaré sin trabajo en Cuba.

Esto que hago significa acostarme tarde o levantarme temprano pero ayudo a que se sepa la verdad, a romper ese cerco mediático que nos tienen. Y los cooperantes me quieren matar por que quieren salir todos… Eso es una broma. Ellos ayudan en todo lo que les pido.

Por tan buena causa, estoy dispuesta a perder el trabajo aunque creo que los dos podemos compartir la profesión.

Qué va yo sigo en lo mío… Es lo único que sé hacer, que me gusta, por lo que luché y gracias a la Revolución tengo. Mejor te ayudo como médico aunque sería bueno que no te enfermes….

Yo soy dura, no me enfermo tan fácil. Dime ¿qué es lo que más te ha impactado de Liberia desde que llegaste?

Lo más impactante es la pobreza. Podré salir mil veces de mi Patria pero eso me choca. También me impactó algo que nos dijeron unos liberianos: Cuba is a good people. Fueron gente pobre, los que más nos necesitan y aquí no se habla mucho de Cuba, o mejor dicho, no se hablaba. Ya hasta intentan conversar en español con nosotros.

Saludos de toda la brigada, ahora acaban de llegar algunos colegas que quieren que me vaya con ellos a hacer ejercicios.

¿Cómo se llaman?

Son Luis Alberto Pérez López y Manuel Benítez, de Pinar del Río y Manuel Guzmán Noa, de La Habana. Imagínate que van a plancharme la bata de mañana para que siga en esto y me trajeron la merienda. Salí bien.

Bueno ve con ellos y diles que entren más a las redes sociales, que nos interesa conocer lo que piensan, lo que viven.

Abrazos y gracias amiga.

Abrazos a todos y cuídense mucho…